Finalizado el verano, hacemos balance de la temporada y los resultados obtenidos este año gracias a dar con el método de nuestro amigo ‘Gaspar Caballero’ han sido realmente bastante satisfactorios.
De todo lo que hemos sembrado no hay ninguna planta que no nos haya dado sus frutos, pero lo más importante es que hemos conseguido acabar con la plagas que teníamos en el huerto la temporada pasada que nos habían causado más que quebraderos de cabeza, pensado incluso en abandonar.
Colores, texturas, olores y sabores increíbles hacen que tus sentidos se agudicen cuando te comes frutos cosechados con agricultura ecológica sin químicas por el medio, por no decir de lo sanos que pueden llegar a ser.
Sus tamaños en nuestro huerto no son demasiado grandes por la escasa profundidad que tenemos de tierra, pero no dicen que el mejor perfume se guarda en frascos pequeños.
También hemos conseguido una gran cosecha de tomates que era una de las hortalizas que más nos estaba dando la lata desde que comenzamos con esta gran ilusión.
A parte de seguir recogiendo cada día tomates y diferentes variedades de pimientos, hemos plantado más lechugas y pronto plantaremos algunas verduras de otoño, repollos, coliflores, brécol, espinacas y grelos.
Lo que estamos comenzando a hacer en las zonas libres de los bancales es ir incomparándole un buen abonado realizado con los excrementos de las gallinas mezclados con hierba recién cortada y dejando madurar.
Y seguimos con días de Sol, pero con días de autentica ciclogénesis como la del otro día que aún con lo bien que habíamos arreglado el invernadero…
¡¡¡Somos lo que comemos!!!
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