Diario de un Huerto Ecológico. Blog dedicado a toda la gente que le apasiona la horticultura, la gastronomía, cultivar, cocinar y a los que respetan la naturaleza, los animales y a las personas. En él cuelgo recetas, hablo de cocineros, plantas, flores, etc., y comparto mis experiencias con un pequeño huerto ecológico, entre otras sensaciones.
viernes, 7 de noviembre de 2014
Macrolepiotas Procera al Ajillo
Ingredientes: Macrolepiota Procera, ajos, guindilla, perejil, aceite de oliva, sal y pimienta.
Elaboración:
En primer lugar retiramos el pie, no se come, y limpiamos bien los sombreros con un paño húmedo y un pincel, nunca debajo del grifo porque absorberán demasiada agua.
Es importante quitar toda la tierra que puedan traer, porque es bastante desagradable encontrarla cuando las estas comiendo.
Ponemos en una sartén unas cucharadas de aceite de oliva y doramos en ella unos ajos y una guindilla.
Cuando los ajos estén dorados incorporamos las lepiotas cortadas en trozos triangulares, las salpimentamos al gusto y rehogamos hasta que estén tiernas.
Finalmente añadimos perejil picado y emplatamos decorando con una ramita de cilantro.
¡¡¡Deliciosas!!!
Macrolepiota Procera - Matacandelas, Apagador
Cogordo, Zarrota - Galanperna Jangarri - Paloma, Apagallums
Familia: Agaricaceae
La Macrolepiota Procera es una seta de grandes dimensiones que crece en grupos desde finales de Verano hasta principios de Invierno en prados, márgenes de caminos y claros de bosques de coníferas, como el pino, y planifolios, como el castaño, el roble y el abedul.
El sombrero, con forma de huevo al principio, puede superar los 30 cm de diámetro cuando se abre y tiene un umbón marrón oscuro en el centro que se va difuminando rompiendo en escamas a medida que crece.
La carne es tierna y blanca, y sus láminas libres y apretadas son de diferentes tonalidades que van desde el blanco al crema.
Su pie es alto, cilíndrico y está estampado con escamas marrones, se parece mucho a la piel de una serpiente. Es bastante fibroso por lo que no se come y posee un anillo doble que se desprende del sombrero a medida que crece.
De sabor excelente, muy apreciado por los amantes de la micología, suelen comerse en guisos, asados, a la plancha, pero a nosotros como más nos gustan son rebozadas o al ajillo.
¡¡¡Del monte a la mesa!!!
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