Después de un mes de Abril con intensas lluvias en el huerto ecológico todo está siguiendo sus pautas de crecimiento, excepto las judías que no son muy amigas del frío, los vientos racheados y el exceso de agua, y me parece que no hay nada que hacer.
No pasa nada porque todavía podemos sembrar más, que es lo que hemos hecho. Ya tenemos sembradas otras judías en el invernadero para transplantarlas a la tierra cuando llegue de verdad la Primavera, con los tomates, pimientos y berenjenas, grandes amigos del Sol y las altas temperaturas.
Ya conseguimos las habas asturianas en un establecimiento especializado y las hemos transplantado al Bancal4, entre los rabanitos y los guisantes. Es una de las hortalizas que nunca plantamos y tengo ganas de ver como se desarrollan. Este año haremos alguna receta con fabes de las nuestras.
De lo ya plantado ya probamos las lechugas y los rabanitos. Las lechugas excelentes, que sabor y que textura, hacía ya tiempo que no las teníamos y que diferencia hay con las que compras en los supermercados. Los rabanitos no son una de las hortalizas que más me gustan, su sabor para mí es un poco peculiar, pero Gaspar Caballero recomienda plantarlos en los bancales para enriquecer la tierra de los futuros cultivos.
Estos últimos días pensé que volaba el invernadero por causa de la ‘Ciclogénesis Explosiva Petra’, pero aguantó con algún que otro desperfecto. Menos mal que fue de menor intensidad de lo que decían. Y como ha crecido todo.
¡¡¡Después de la tempestad, siempre viene la calma!!!
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